12 diciembre, 2009

Bitácora de viaje. Travesía Río Gualeguay

Este viaje estaba programado para bajar el Río Negro en Uruguay, pero debido a algún inconveniente de último momento, cambiamos el derrotero y nos decidimos (por sugerencias de Dardo y Horacio Alfredo) por el Río Gualeguay, ya que estuvieron mirando fotos y el paisaje lo ameritaba.
Según el pronóstico extendido del S.M.N. decía que nos tocarían 3 días de tormentas intensas, pero como ya estábamos en el baile, decidimos bailar.
Entre las 8,00 y las 9, 20 del Jueves 13/11/09, fuimos llegando a la casa de H. Alfredo Curti, pegadito al hito histórico que constituye el Fuerte Barragán. Allí comenzamos a cargar todo el equipaje y las canoas. Salimos aproximadamente a las 10,00 hs para la casa de Oscar Ponce de León, donde nos esperaba él, junto a su hijo Facundo, Carlitos y el viejo Eduardo “Farinelo” Cao.
Allí, terminamos de cargar el equipaje que faltaba y a eso de las 10,50 salimos definitivamente a nuestro primér destino (Paso de la Lana) en la ciudad de Gualeguay.
En la ruta 6 (apenas 30 km de haber salido) el excesivo viento aparente, no tubo piedad con el guardabarros del flamante Trailer (que inauguramos para este viaje y que fue armado con mucha profesionalidad en el taller del Quino Firpo). Esto se produjo porque la soldadura del guardabarros corrió por cuenta del profesor Pastilla Volpi, quién demostró que como soldador es apenas un regular profe de educación física.
El viaje transcurrió sin problemas, llegando a la oficina de turismo de Gualeguay a las 16,00 hs. Después de haber recogido la información que nos permita llegar sin inconveniente al 1er. Destino y luego de recorrer 35 Km por la ruta ¿?, llegamos al sitio indicado (Aldea Asunción) y de allí hacer 17 km de ripio para finalmente terminar el viaje, en nuestro primer destino, llamado Paso de la Lana a las 18,00 hs.
Mientras armábamos el campamento, Grabiel; Pastilla y Oscar, volvieron a llevar los vehículos al camping municipal de Gualeguay, que era el lugar de destino final. Nos pegamos un buen baño y la nadada de rigor. Los conductores, volvieron como a las 21,30. Cenamos y la noche se fue despejando, volviéndose sumamente estrellada. Carlitos, Facu y Chicona (los optimistas de la pesca), utilizaron ½ kg de salamín, para pescar 4 bagres y un Patí de 150 grs.
A medida que las influencias etílicas se apropiaban de los cuerpos cansados del largo viaje, nos fuimos yendo paulatinamente a dormir.
El amanecer del Viernes 13 se presentó óptimo, sin viento y con una hermosa luna cuarto menguante. Grabiel (el primero en levantarse) fue avivando el fuego y preparando los mates y las tostadas. Eran las 6,40, poco a poco se fueron levantando, excepto los tres últimos en acostarse (como casi siempre) que todavía dormían. Se fue levantando el campamento, preparando las canoas y salimos hacia nuestro 2do. Destino (Paso Corralito) a las 8,35. La jornada no se podía presentar mejor, buen sol, viento norte (de popa) y a remar. A la 1 y ½ de remada, luego de haber dejada atrás varias playas de arena blanca, paramos en una de ellas a tomar unos mates y estirar, pegarse un chapuzón reparador y salir de nuevo. Continuó el buen clima y como a las 12,00 llegamos a un sitio que parecía ser Paso Corralito, evaluamos la posibilidad de parar pero el lugar no convencía demasiado (teniendo en cuento algunos de los excelentes lugares que habíamos dejado atrás). Seguimos unos 2 km más, encontramos en una balsita arenera a 3 lugareños que nos dijeron que efectivamente el lugar que habíamos pasado recién era Paso Corralito y que hasta Gualeguay era todo barranca y no había mas playas. En consecuencia volvimos a Paso Corralito y ahí hicimos el campamento. El calor era intenso, mucha humedad, que presagiaba la tormenta de lluvia y viento que al la tardecita iba a sobrevenir.
Armamos la mesa y comenzamos a deglutir la comida que habíamos traído. Por la tarde hicimos una prolongada sesión de baño. Mientras tanto el clima se enrarecía y la tormenta se aproximaba. El viejo Cao y Fabián, armaron la carpa y se fueron a dormir la siesta, igual que Walberto, así que fueron de los pocos que no sufrieron la mojadora y el viento que se desató con furia sobre el campamento. Mas tarde armamos una toldería con troncos (que de noche Oscar se emecinaba en cabecear a lo Palermo) y lonas para parar el viento y que nos permitiera poder cocinar los vacíos y el costillar cómodamente. El asador oficial (Ponce de León) armó los soportes para la parrilla, se prendió el fuego y se comenzó a cocinar la carne, que contó con la inestimable colaboración del compañero Chicona, que por estar convaleciente, y no poder realizar esfuerzo alguno, fue trasladado como un Jeque Arabe en la cano grande por los palistas Chirola y Maique.
En verdad Chicona no tiene nada que envidiar a la destreza de Ponce como asador, ya que eso estaba exquisito. Eran las 21,30 y la grasa de la carne chirreaba sobre el fuego, preanunciando que faltaba muy poco.
Fue una gran cena, acompañada por el infaltable Finca Las Moras. Entre una cosa y otra palabra va, palabra viene, fueron saliendo temas de conversación, 1ro. Sobre el deporte y mas específicamente, la opinión de algunos sobre que el fútbol, y las expectativas que el medio (telev. Futbol infantil, prensa, etc) va creando en lo pibes, que cuando no son mas tenidos en cuenta se les crea una gran frustración. Otros opinaban que no había o debería haber tal frustración, porque eso es algo natural y en tal caso es una defección de los padres no preparar a los pibes sobre lo difícil que es llegar al fútbol profesional.
La falta de planificación a nivel estatal, para crear las condiciones (infraestructura, becas, etc) que permitan a los niños y jóvenes, poder orientar y desarrollar sus potencialidades atléticas, mas allá del fútbol. Esto fue derivando en la política, actual, reciente y no tanto y comenzó la polémica. A medida que la discusión crecía en términos emotivos y el cansancio se iba apoderando de los muchachos, fueron abandonando el fogón, para entregarse al descanso. Cerca de la 1,30 los últimos trasnochados se fueron a dormir, con la excepción de Chirola y Horacio que aprovecharon el lindo rancho armado, y se quedaron a apoliyar afuera, al calor del fogón.
El Sábado amaneció con inmensos nubarrones amenazantes, pero por suerte no tuvimos lluvia, por lo contrario de a poco las nubes fueron dejando paso al gran Inti, que se mostraba de a ratitos. Luego del desayuno, fuimos desarmando el campamento, y preparándonos para la partida, la que resultó ser retrasada por que los pescadores (Facu y Carlitos) debieron ir a sacar el trasmallo y limpiar los pescados atrapados (en este punto habría que replantear si vale la pena 1 ½ hora de retraso por 3 sabalitos y una tarucha). De pronto la solución sería que se planifique de otra forma para no retardar la partida.
A las 9,20 hs zarpamos hacia el 3er. Destino –Paso Coronel-. A esta altura del viaje, notamos que hubo un error de cálculo con el agua, ya que estábamos terminando las últimas reservas, lo que significa en esta situación un problema. A poco de andar paramos tomar unos mates en una muy linda playa con un canalcito (tipo laguinita) al que el gaucho Yuhak bautizó (paso la orqueta). Seguimos viaje en busca de un camping que era nuestra referencia para detectar el lugar de acampe ya que el mapa marcaba 20 km desde Paso Corralito.
Con un sol abrazador, y el cansancio que se iba apoderando de los remeros, y la no aparición del camping decidimos buscar un lugar para acampar. Luego de varios cabildeos acampamos a las 14,50 (5 ½ hs. De remo) en un sitio que nos permitió ubicar las carpas bajo un montecito de plantas que suponíamos cercano al camping de referencia. Armamos el campamento, le entramos a la mortadela, el queso y los maníes que todavía sobrevivían, juntamos leña y a calentar el asado de la noche anterior. Cansados y hambrientos comenzamos a deglutir todo lo que caía en la mesa. Después vino la siesta y a escuchar el partido entre Argentina y España, que lamentablemente resultaría una derrota para la escuadra nacional (el torneo de apuestas los ganaron los Curtis, que pronosticaron una derrota de la celeste y blanca). La tarde fue transcurriendo relajada y tranquilamente, varios se acostaron a dormir. Paradogicamente (Chicona) que la llevaba mas aliviada por su incapacidad para remar, fue quien mas apolilló (5 hs. Aprox).
A la tarde se jugó al truco, resultando la pareja de Carlitos y Fabián, apliamente ganadora (3 ganados y uno sólo perdido). Por la noche se calentó el asado del medio día y se cocinaron los pescados, al calor del fogón nos deleitamos con los cuentos e historias del gaucho Grabiel Yuhak (como el hombre se crió en el monte Chaqueño, es conocedor de la fauna y algo de flora autóctona), y consecuentemente con ello aprovecha la ocasión para delirarnos un poco. El tipo se aprovecha de nuestra ignorancia y nos vende humo (descubrimos, un pájaro nocturno con un canto muy particular, llamado “atrapacaminos”, el Crespín, (este sí existe) y algunos otros que Grabiel daba fé de su identidad.
Esa fue una hermosa noche con muchísimas estrellas como suele ocurrir en estos lugares que no están expuestos a la contaminación lumínica, lo que permite observar el firmamento en su plenitud de estrellas. Armamos un fogoncito, a metros del rio y siguió corriendo el vinito, y un purito que nos quedaba.
La mañana del Domingo se presentó con algo de sol y de a poco el cielo se fue nublando y la tormenta venía hacia nosotros. A pleno remo, nos encontramos con un par de lanchas de lugareños, aprovechamos para averiguar cuanto nos quedaba para el camping, nos dieron agua (pero seguía siendo escasa, sobre todo necesitábamos cerca de 20 lts. Para hervir los fideos). Cuando llegamos al Camping (teníamos la tormenta encima), bajamos, era un sitio bién cuidado y luego de debatir si seguir o no (pensabamos que para Gualeguay faltaba unas 4 ó 5 hs.), y habiendo agua potable en el lugar decidimos comer ahí (resultó una decisión acertada) ya que al la media hora comenzo a soplar un fuerte viento y se desató una lluvia intensa por mas de dos horas. No nos quedó mas remedio que usar de refugio el buffet del camping, y allí armamos un improvisado comedor, prendimos el fuego en un chulengo, hicimos el tuco, usamos para el estofado la última carne que quedaba y hervimos los fideos en el disco. Para luego entregarnos a los exquisitos Don Vicente. Es de destacar que toda esa comida era dignamente acompañada por el clásico Finca Las Moras que le compramos habitualmente a los amigos de la bodega “El Changuito” de 1 y 528.
Luego de comer, algunos se entregaron al descanso y los que quedabamos despiertos, la tribu de los quema basura, procedimos a pasar a mejor vida, incineración mediante, el histórico buso de Pritty, propiedad de H.A.C., protagonista de viejas batallas, ya descolorido y raído, por el paso de los años.
Luego de un par largo de horas de lluvia, el cielo comenzó a despejarse por el sur y al poco tiempo ya estábamos en condiciones de retomar la remada. En honor a la verdad, hace ya varias travesías que tomamos como norma no remar luego del almuerzo, no había mucho quórum, pero como no teníamos muy claro lo que faltaba para Gualeguay, decidimos retomar.
Así que los que dormían, muy a su pesar, levantaron campamento y a las 16,50 hs, luego de dejar una atención (2 botellas de vino) con una nota de agradecimiento al dueño del camping.
Pusimos rumbo al sudeste, desandando las últimas curvas y contracurvas (me cago en los meandros, diría Turchi). A 1 km del camping encontramos una balsa arenera (donde antiguamente había un balneario muy popular), y enseguida el puente de hierro del ferrocarril (El Gran Capitan), seguidito nomás una construcción sobre el río que era la antigua toma de agua.
A medida que nos aprox. A Gualeguay, iba apareciendo pescadores a la vera del Río. A las 2 hs. De remo se dejaban ver las torres de alta tensión de la Ruta.
Siendo las 19,20 hs. Pasamos por debajo de la Ruta 12 y del puente viejo que está inmediatamente. Ahí cerquita (200 mts.) estaba el camping municipal, donde nos esperaba el muy buen gaucho que resultó Juan, su esposa y su hijo, junto a los vehículos que nos trasladarían de regreso a nuestra querida Ensenada.
Los protagonistas por órden de nacimiento decreciente: Horacio W. Curti; Grabiel Yuhak (debutante); Eduardo Cao; Dardo Gonzalez; Oscar Ponce de León; Negro Barrios; Horacio Maique (debutante); Pastilla Volpi; Carlitos Salvo; Fabián Cabanellas; Chicona Mazzoni; Horacio A. Curti; Chirola Alvarez; Lucas Gonzalez y Facundo Ponce de León.